¿Qué es la gastroenteritis?

La gastroenteritis es una inflamación de la membrana interna del intestino. Cursa con diarrea (heces líquidas) de comienzo casi siempre brusco. Puede estar acompañada de otros síntomas como náuseas, vómitos, fiebre y dolor abdominal de tipo retortijón.

La causa es infecciosa. Sobre todo la producen los virus y más raramente bacterias.

Cura espontáneamente en unos pocos días, por lo que se suele hablar de gastroenteritis aguda. La duración varía, en los más pequeños sobre todo puede durar hasta una o dos semanas; y es muy común en la niñez.

Puede producir deshidratación. Se nota en que los niños tienen la boca seca, mucha sed, orina escasa, llanto sin lágrimas, ojos hundidos, pérdida de peso,….

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¿Tiene tratamiento?

El tratamiento se basa en tres puntos fundamentales:

  • Hidratar bien al niño: es decir, darle agua con frecuencia y que beba lo que él quiera;  es importante asegurarse de que el niño bebe suficiente para que no se deshidrate. Es preferible darla en pequeñas cantidades cada vez, para prevenir los vómitos. En los casos más intensos, sobre todo si son niños muy pequeños, el agua no basta y tendrán que tomar una solución de rehidratación oral farmacéutica.
  • Evitar en general el uso de medicinas, salvo los antitérmicos si fueran necesarios u otros fármacos si los prescribe su médico. Tomar antibióticos sin indicación puede prolongar la diarrea y, a veces, el período de contagio a otras personas. Los fármacos para paliar los vómitos sólo sirven para mejorar el síntomas; no curan la gastroenteritis, y en ocasiones  pueden dar efectos secundarios.
  • Ofrecer alimentos según demanda.  mantener su alimentación normal, sin forzar al niño a comer si no lo desea; ni dejar un período de pausa obligado.

En los lactantes no hace falta cambiar nada en su dieta, tanto si tienen lactancia materna como artificial. Los lactantes que ya tomen papillas y purés no hará falta cambiar nada. Pueden tomar cualquier cereal, verduras, carnes, pescados, lácteos y frutas; sin añadir azúcar a los alimentos.

En los niños mayores se deben evitar alimentos grasos y ricos en azúcar.

¿Cómo prevenirla?

La gastroenteritis puede trasmitirse de persona a persona. Lo más habitual es por contacto con las heces o los pañales de un niño.

Se deben mantener medidas higiénicas adecuadas para evitar contagios:

  • Lavado de manos: sobre todo antes de preparar alimentos, de comer y después de ir al baño, asear al niño o del cambio de pañal; tanto para el propio niño como para la persona que lo cuide.
  • Lavar con frecuencia los objetos que el niño manipula.
  • Evitar compartir cubiertos, vasos, botellas, etc.

¿Cuándo puede ir su hijo a la guardería?

Puesto que la mayor parte de los casos en nuestro país son leves, no se debe limitar la actividad del niño.

Es mejor que, si el estado general no es bueno, vomita, tiene fiebre, dolor abdominal o heces muy frecuentes, no vaya al colegio hasta que se encuentre mejor.

Respecto a las escuelas es habitual recomendar que el niño vuelva al centro cuando no se le escapen las deposiciones; o estas se hayan normalizado.

¿Cuándo debo consultar al pediatra?

La principal preocupación de los padres de un niño con gastroenteritis es que pueda llegar a deshidratarse.

Debe valorar consultar con un profesional sanitario en dichas situaciones:

  • Edad menor de dos meses.
  • Vómitos persistentes.
  • Si el niño hace más de ocho deposiciones al día o tiene diarrea con sangre.
  • Si su hijo tiene alguna enfermedad crónica, por ejemplo, diabetes, insuficiencia renal….

Por lo general, el sentido común es buen consejero. Tengan presente que el objetivo es reponer lo que el niño pierde y estimular la realimentación precoz. Como guía de la situación, lo mejor es la valoración del estado general: si el niño está contento, llora con lágrimas, si babea, si orina lo normal o si juega con normalidad, es que no está deshidratado.

En el lactante, que es el más vulnerable, habrá que consultar si lo notan decaído e inapetente, si las heces son muy frecuentes y sobre todo si vomita mucho. Será más difícil reponer lo que pierde y puede hacer falta que un sanitario supervise la rehidratación.

(1) Referencia bibliográfica: AEPap-Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, 2011.

Daniela Bazán
ENFERMERA
Nº colegiada: 82426